Revista Alma Viva
- Máximo Vercelli
- 12 sept 2023
- 4 Min. de lectura

Paisajista, músico, pintor…¿Cómo te definirías?
Soy paisajista, me dedico profesionalmente al diseño de jardines. Pero, no sé, aunque suene medio petulante, yo diría que soy un artista ya que en realidad el paisajismo es una forma de arte. Para mí es la mejor de las formas: por la transformación, por el cambio, por el crecimiento de las diferentes especies. Hay una frase que sintetiza todo: el paisajismo es el diseño que crece.

¿Eso es lo que más te atrapa de tu profesión?
Si, el diseño de un parque es movimiento, ritmo, frecuencia, volúmenes, luces, oscuridad…
¿Y cuándo aparece el paisajismo en tu vida?
Empecé a fines de 88´. Yo trabajaba en el campo. Siempre estuve, además, ligado a lo artístico: hacía música, tocaba el piano, el saxo, pintaba. Pero, paralelamente a mi costado artístico, siempre tuve un enganche con la naturaleza. Lo interesante del paisajismo es que combina la naturaleza con el arte. Eso es maravilloso. Es la conjunción perfecta.
¿En qué te inspirás al momento de diseñar? ¿Hay algo que busques expresar? ¿Por dónde pasa tu sello de autor?
Te diría que trato de diseñar jardines de lectura fácil. Pero te advierto que no son propuestas minimalistas, para nada. A mí me gustan los efectos contundentes. Si coloco agapanthus, que se vean, que se hagan notar. Siempre en mis proyectos hay una lista de especies significativas: dos o tres plantas que se repiten en todo el espacio. Me gusta que haya un elemento que sostenga el lugar.

¿Un elemento unificador, algo así como un eco visual?
Si, exacto. Me parece importante que haya coherencia. Para mí eso es diseño.
¿Y qué especies elegirías como elementos unificadores?
Depende. Pero siempre el elemento unificador tiene que ser perenne. En una casa en Punta del Este, por ejemplo, un cliente italiano que viaja mucho a Marruecos me pidió un rincón como un oasis en el parque. Entonces, en ese lugar la caña se va repitiendo en determinados sectores del jardín. Está buena la caña, te da privacidad rápidamente.
De los elementos extra-plantas del jardín, ¿Cuáles son los que más te gustan?
Las piedras me gustan mucho y me encantan las esculturas. Es más, quiero diseñar esculturas para mis jardines. Me gustan muchísimo las formas orgánicas. Yo admiro el paisajismo norteamericano, porque tienen excelentes arquitectos paisajistas. Hacen de todo. Diseñan desde los tachos de basura de los parques, pasando por la iluminación, los bancos, puentes, todo…

¿Cómo ves el paisajismo argentino actual? ¿Está pasando por un buen momento?
Si. Lo veo bárbaro. Tanto por el nivel de las revistas, de las publicaciones, como por los trabajos de los paisajistas. Estoy viendo buen diseño.
¿A quién destacarías entre tus colegas?
Cristina Le Mehauté tiene cosas que me gustan mucho. Pero, en general, salvo en las exposiciones, es difícil ver el trabajo de otros paisajistas. Y lo que se ve en una exposición, es sólo una maqueta, el jardín hay que verlo en su evolución en el tiempo. Por lo manos necesita dos veranos para estar a punto, para apreciarlo en todo su esplendor.
Hay tendencias de moda en paisajismo como en otras áreas del diseño. ¿Cuáles son las corrientes más actuales?
Ahora se está volcando mucho a la cosa geométrica. La gran figura es la gramínea. Pero hay que saber ubicarla, en algunos lugares creo que abusan. La persona que vive en ese espacio tiene que ver todos los días esa composición. Hace poco leí un reportaje a Roux, el pintor, que hizo la sede del Banco Boston, un mural que mide 13 metros por 4. Tardó entre 4 y 5 años en hacerlo. En el proceso él pensaba que los empleados del banco iban convivir con esa obra. El jardín es igual. Si vos ponés todo gramíneas, es un plomazo. A mí me gustan pero no las elegiría como el elemento unificador de un espacio verde.

¿Los argentinos tendemos a unificarnos cuando algo se pone de moda?
Si, en todo. En paisajismo, en arquitectura. Se pone de moda la piedra y todas las casas se construyen con piedras. Se usan las casas geométricas y éstas se multiplican.
¿Por estos días tus clientes te piden huertas? ¿Están en auge?
Si. Ahí hay otro punto para desarrollar. Yo siempre intento encontrar un lugar fuera de la casa que convoque. Puede ser unos bancos a la sombra de un árbol o una huerta. Pero no se trata de una huerta productiva. En Estados Unidos está el concepto de kitchen garden que es un lugar en el parque donde hay flores para armar ramos y lechugas de diferentes colores. No es sólo un espacio de producción, sino un lugar de reunión, de reposo. Esa es la gracia.

¿Aplicás el Feng Shui en tus proyectos?
Estoy haciendo un proyecto de paisajismo en Punta del Este, donde contrataron a unas personas especialistas en Feng Shui para dar consignas. Son siete chacras y cada chacra tiene que ver con un determinado elemento del Feng Shui. El proyecto se llama Chakras del Este (con “k” como los chakras del cuerpo) y queda en La Barra. Me pareció muy interesante la experiencia. Estuve leyendo del Feng Shui y tiene muchos elementos de lo que hago: equilibrio, luces hasta en ying y el yang.
Si te dieran un espacio verde de la ciudad de Buenos Aires para diseñar, ¿cuál elegirías?
El desafío de Av. 9 de Julio. Hay unos canteros donde ponen plantas que no duran nada. Las roban. Entonces, ¿por qué no diseñar una plaza seca allí? Algo con color, un mural de mosaicos. Lo tengo en la cabeza. Juro que donaría ese trabajo a la ciudad.